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Nota memorial sobre la seguridad alimentaria mundial en el contexto de las medidas coercitivas unilaterales

03.11.2021 г.

Garantizar la seguridad alimentaria, eliminar el hambre, promover el desarrollo agrícola sostenible y aumentar su potencial productivo son de especial relevancia en la actualidad.

Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que el hambre afecta a 690 millones de personas,o el 8,9 por ciento de la población mundial, que significa un aumento de 10 millones en un año y casi 60 millones en cinco años.

Se observa una tendencia ascendente similar en la tasa de prevalencia de la inseguridad alimentaria grave, que también refleja la incidencia del hambre. Tres mil millones de personas, casi el 40 por ciento de la población mundial, no tienen de acceso a una nutrición adecuada.

El impacto económico de COVID-19 exacerba la ya difícil situación alimentaria – más 140 millones de personas se enfrentan a la escasez de alimentos.

Esto pone en peligro la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. El mundo está retrasado en la consecución del Objetivo de Desarrollo Sostenible 2 “eliminación del hambre”. Si las tendencias continúan, el número de personas que padecen hambre superará los 840 millones para 2030.

Según la FAO, en septiembre de 2021, el valor medio del Índice de precios de los alimentos de la FAO era de 130,0 puntos, que es 32,8 por ciento más que en septiembre del año pasado. El crecimiento del Índice en septiembre se debió principalmente al aumento de los precios de la mayoría de los cereales y aceites vegetales. Según el pronóstico de la FAO, a pesar de alcanzar un máximo histórico, el volumen de producción de cereales en el mundo en 2021 estará por debajo del nivel de consumo.

Según estimaciones de la agencia de la ONU publicadas el 4 de octubre de 2021, el mundo se enfrenta ahora a un nivel catastrófico sin precedentes de inseguridad alimentaria, y se estima que se necesitan con urgencia 6.600 millones de dólares para ayudar a 41 millones de personas en riesgo de padecer hambre.

Belarús siempre ha contribuido de manera significativa a garantizar la seguridad alimentaria mundial. Nuestro país exporta productos agrícolas y alimenticios a más de 100 países del mundo. Sin embargo, la presión irreflexiva de las sanciones de los países occidentales sobre Belarús no pone en peligro ni siquiera a nuestro país, sino a la seguridad alimentaria mundial. En el contexto de la pandemia de coronavirus, los resultados de la política de sanciones adquieren perspectivas lejos de ser brillantes en el campo del desarrollo y la lucha contra el hambre en el mundo.

Existe una relación directa entre las sanciones sectoriales de la Unión Europea y otros países contra la industria de la potasa en Belarús con un aumento de los riesgos alimentarios en todo el mundo, la amenaza de una crisis alimentaria. Obviamente, teniendo en cuenta la participación de Belarús en el mercado mundial de fertilizantes potásicos (20%), la prohibición de su exportación conducirá (y ya está provocando) un aumento en el costo tanto de los fertilizantes como de los productos alimenticios, lo que contribuye a un aumento en el número de personas que padecen hambre en el mundo.Y estas no son solo nuestras evaluaciones. Las Naciones Unidas, la FAO y varias empresas y asociaciones internacionales en el campo del comercio de fertilizantes potásicos y productos alimenticios han llegado a conclusiones similares. Al respecto, surge la pregunta: ¿los países que imponen sanciones contra la industria de la potasa en Belarús se dan cuenta de esta amenaza real para todo el mundo, o prefieren no darse cuenta de esta amenaza para lograr algunos objetivos efímeros, aumentando la presión de las sanciones en Belarús?

El Secretario General de la ONU convocó una Cumbre de Sistemas Alimentarios al margen de la 76a sesión de la Asamblea General de la ONU en septiembre de este año, tras lo cual los estados se comprometieron a continuar los esfuerzos para acabar con el hambre y hacer que la alimentación saludable sea más asequible. Al mismo tiempo, se señaló que la solución al problema del hambre es imposible sin proporcionar a los productores agrícolas acceso a fertilizantes en la cantidad requerida y a un precio asequible para ellos.

En el espíritu de la Declaración de la Cumbre Mundial sobre Seguridad Alimentaria, Belarús pide que se abandone el uso de sanciones que no solo contradigan las obligaciones internacionales, incluso en el marco de la implementación de la Agenda 2030, sino que también sean contrarias a las disposiciones de la Carta de las Naciones Unidas y Resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre medidas coercitivas unilaterales.

 

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